jueves, 6 de octubre de 2016

Mudanza

¿Esto seguía vivo? Será lo que piense cualquiera de los (escasos, muy escasos) lectores de este blog.
Reconozco que decir que estaba abandonado es quedarse corto, no obstante, vengo para calmar a todos aquellos que añoraban ver nuevas entradas en este blog diciéndoles que "Guionista Iletrado" vuelve con más fuerza e ímpetu...pero no será aquí.
Por cuestiones de versatilidad, he optado por continuar con este blog utilizando el gestor de contenidos Wordpress, de modo que en breves podréis seguir esta nueva etapa en www.guionistailetrado.com , donde además podréis encontrar las entradas del actual blog antes de que eche el cierre de forma definitiva.
Os espero en el nuevo dominio con nuevas críticas, reflexiones y desvaríos en torno al maravilloso mundo del guión, tanto cinematográfico como de otros medios.

viernes, 24 de julio de 2015

Desarrollo de personajes

Hoy quiero tratar un tema sobre el que con toda probabilidad volveré a hablar en más de una ocasión, por el sencillo motivo de que es algo de gran importancia a la hora de comenzar a fraguar un guión, o cualquier historia: el desarrollo de los personajes.
Sin embargo no quiero adentrarme en los detalles acerca de cómo debe o no debe hacerse (al menos no de momento). Más bien quiero hablar del grado de desarrollo que deben tener los personajes en función de la historia que vayamos a realizar y de la profundidad de la misma. La mejor manera de explicar esto es a través de un ejemplo práctico:

Por un lado tenemos a Brandon, el personaje protagonista del film ”Shame” (Steve McQueen), interpretado por Michael Fassbender. Este es un personaje que podríamos calificar de complejo por muchos motivos. En primer lugar está su adicción al sexo, en la que se profundiza conforme avanza la trama. Por otra parte tenemos la relación con su hermana, que podríamos llegar a calificar de enfermiza, por no hablar de su incapacidad de relacionarse a nivel emocional con los demás. Verdaderamente es un personaje en el que podemos comprobar muchos matices, un personaje muy bien construido en el que se sustenta la trama principal del film, ya que esta, a nivel muy básico se centra en retratar a Brandon y como su adicción al sexo afecta a su vida (o más bien como la domina).

"¿Por qué coño no me dieron un Oscar?"
Pasamos ahora a Dominic Toretto, personaje protagonista de la saga ”The Fast & The Furious” (varios directores), interpretado por Vin Diesel. En este caso nos encontramos en un personaje muy sencillo. En términos generales le podríamos definir como un hombre que ama los coches, antepone a su familia ante todas las cosas, y que se siente cómodo viviendo fuera de la ley. Realmente hay poco más que se pueda decir de este personaje. No es un hombre lleno de contrastes, de personalidad cambiante y en constante evolución. De hecho en las 7 películas de la saga apenas se han podido apreciar cambios significativos en el personaje.
Aun así, hay algo que podríamos afirmar sin atisbo alguno de duda: ambos son personajes muy bien construidos.
Al leer esto último más de uno se habrá llevado las manos a la cabeza, no tanto por el personaje interpretado por Fassbender, sino por el de Dominic Toretto, que puede parecer bastante plano…porque lo es. Es un personaje sencillo, plano y que encajaría perfectamente dentro del arquetipo del “tipo duro” y que podría ser interpretado por muchos otros actores sin que se notara apenas la diferencia, mientras que para el personaje de Brandon haría falta alguien de un talento equiparable al de Michael Fassbender. Sin embargo, esto no significa que Toretto sea un mal personaje, porque dentro del esquema planteado por la saga “Fast &Furious” funciona a la perfección dentro de las tramas de los films, aportando a la historia la carga dramática justa como para que no sea una película plana a todos los niveles y lo que es más importante: resulta creíble dentro del contexto.

Mirad con cuanto deseo se observan...

El problema reside cuando se da el caso opuesto: personajes planos y sin apenas matices en historias con una gran carga dramática o personajes complejos en tramas sencillas y enfocadas al entretenimiento. En el primer caso la trama se vería lastrada por unos personajes que no son capaces de hacer avanzar la trama o profundizar en ella de forma verosímil e interesante, lastrando una historia que podría dar mucho más de sí, mientras que en el segundo tendríamos personajes que no se desarrollan apropiadamente por la propia naturaleza de la trama y que no casan con el tono del film.
La buena noticia es que es complicado incurrir en errores de este tipo, ya que es relativamente sencillo ver cuando un personaje no encaja dentro de una historia (o viceversa) y el hecho de que nos encontremos personajes mal desarrollados en tramas que lo requieren normalmente suele responder más a una mala planificación y desarrollo del guión, o a no dedicarle el tiempo que requiere. En el segundo caso la causa suele ser un exceso de pretensiones que no se corresponde con la naturaleza del proyecto.
Afortunadamente, y como casi todos los problemas que pueda llegar a dar el desarrollo de un guión, al final es todo cuestión de dedicarle el tiempo necesario, y con el tiempo se encuentra el equilibrio entre los personajes y la trama.

En fin, espero que esta entrada os haya gustado y os animo a que me dejéis algún comentario. Hasta la próxima.

jueves, 9 de julio de 2015

Continuará

Se extiende cada vez más, y rara vez por motivos ajenos a sacar perras como sea, la “maravillosa” idea de dividir en dos entregas los finales de sagas cinematográficas basadas en best-sellers. Algunos probablemente recurrirán a la excusa de la extensión del libro, pero hay ejemplos a patadas de buenas adaptaciones de grandes (al menos por extensión) libros, que mandan al carajo a este argumento.

No, señores, esto no se hace por interés a profundizar en la historia mostrándonos todas las facetas del libro en cuestión, se hace por obligar al espectador a pasar dos veces por taquilla para ver el final de la saga (aunque al que le corra mucha prisa, siempre puede leerse el libro). El ejemplo más reciente, o por lo menos el primero en venirme a la cabeza es el de “Sinsajo”, un libro de algo más de trescientas páginas que nos brindan en dos películas de 2 horas. Esto estaría muy bien, si la película tuviera sentido por si sola, o si los acontecimientos sucedidos a lo largo del film fueran todos de una gran relevancia, pero por desgracia no es el caso. La verdad es que nos encontramos ante un film en el que si se limitaran a contar aquello realmente relevante para el desarrollo de la trama, no superaría la hora de duración, una película de ritmo lento en la que se gira una y otra vez en torno a las mismas ideas, sin llegar a ninguna conclusión en ninguna de las tramas y sub-tramas al final del film, dejándonos con más preguntas y respuestas. Aunque si algo que hay que concederle a esta estrategia comercial es que deja al espectador con ganas de más, esperando a ver que coño pasará con los personajes, si se cargaran al malo, o si este se liará con esta o con aquella, obligándole a ver la siguiente entrega si quiere ver el desenlace de la historia, aunque este pueda resultar bastante predecible.



Un año de diferencia y 4 horas para un solo libro

Evidentemente es una herramienta que a nivel comercial funciona a las mil maravillas, y que comenzó a hacerse cada vez más habitual desde el estreno de las dos últimas películas de la saga cinematográfica basada en los libros de “Harry Potter”, y probó su efectividad con el final de la “Saga Crepúsculo” . Parece que esta práctica es prácticamente exclusiva de films destinados a un público mayoritariamente juvenil, aunque hay excepciones, como las dos últimas entregas de la trilogía "Matrix":"Matrix Reloaded" y "Matrix Revolutions". Aunque la palma se la lleva Peter Jackson con su trilogía de “El Hobbit” , con la que ha conseguido algo que parecía imposible: que para el espectador sea más rápido leerse el libro, que ver un sola de sus tres partes. Aunque prefiero no profundizar mucho en criticar los defectos y virtudes de esta saga, ya que prefiero ver la tercera parte antes de poner a caldo (o no) al Sr. Jackson.



¿Y ahora qué me invento para rellenar metraje?

No parece que este tipo de maniobra vaya a desaparecer a corto plazo, sino que todo parece indicar que van a ser más sagas cinematográficas las que se van a subir al carro, como es el caso de Marvel, que ya ha anunciado que la próxima entrega de “Los Vengadores” se dividirá en dos partes

Aunque no quiero cerrar esta entrada sin un gran ejemplo de cuando dividir una película en dos partes es una maravillosa idea: “Kill Bill” . El 4º film de Tarantino es la excepción que confirma la regla, al ofrecernos dos películas que si bien es cierto son dos partes de una misma historia, son lo suficientemente distintas y cuentan con una estructura narrativa que justifica que Tarantino dividiera esta historia en dos partes. Por desgracia son pocos los films que se asemejan a Kill Bill, y muchos los que recuerdan a Sinsajo.


Un digno ejemplo de cuando esta práctica es un acierto

lunes, 6 de julio de 2015

San Andrés, nada nuevo bajo el sol (ni falta que hace)

Antes de acometer el análisis o crítica de este film debo admitir que tenía unas expectativas tremendamente bajas antes de verlo. No ya por factores como la premisa, el reparto o el equipo creativo, sino por el género en el que se enmarca: el de catástrofes “naturales”, generalmente enfocado al entretenimiento puro y duro y que por desgracia rara vez consigue este sencillo objetivo.

Sin embargo en el caso de San Andrés nos encontramos ante un film que cumple con lo que promete. Es una película entretenida, banal y con unos personajes totalmente estereotipados, sí, pero no pretende ser algo que no es, ni conmovernos, ni remover nuestros sentimientos más profundo en vano como sí lo han hecho otros films con recursos como discursos grandilocuentes sobre la naturaleza humana y chorradas por el estilo (cualquiera que haya visto “2012” o cualquier otro de los films catastrofistas de Roland Emmerich sabrá a lo que me refiero).

San Andrés acepta desde el minuto cero su naturaleza de Blockbuster, arrancando con un primer acto en el que se nos presenta a los personajes protagonistas, todos ellos estereotipos clásicos del género, el padre abnegado y hombre acción (Dwayne Johnson), el académico que lo vio venir todo (Paul Giamatti), el niño a ratos adorable a ratos estrangulable… en definitiva, y como ya he dicho, lo que cabría esperar en una película de este género. A la par se va anticipando la catástrofe cuyas consecuencias ocuparán el grueso del film: una serie de terremotos que sacudirán la falla de San Andrés.

En cuanto arranca el segundo acto lo que nos espera es, en esencia, lo mismo que en cualquier película de catástrofes: un despliegue de efectos visuales constante, explosiones, edificios cayendo, todo ello mientras Dwayne Johnson y Carla Gugino viajan de Los Ángeles a San Francisco para rescatar a su hija (Alexandra Daddario), que trata de sobrevivir a los destrozos causados por los seísmos acompañada por un joven arquitecto (Hugo Johnstone Burt) y su hermano pequeño (Art Parkinson).

Como ya he dicho, nada nuevo bajo el sol, pero muy bien ejecutado, sin tomar al espectador por estúpido (aunque bien es cierto que haya inexactitudes a nivel científico, pero eso es de esperar), con unos intérpretes que cumplen perfectamente con los papeles que les han sido asignados, capitaneados por Dwayne Johnson derrochando carisma (mola más que tú y lo sabes). Evidentemente este no es el tipo de película en el que un actor aprovecha para lucir sus dotes dramáticas, pero se agradece que como mínimo le den cierta verosimilitud a unos personajes y situaciones que básicamente son corta y pega de otros ya vistos anteriormente.

En definitiva, nos encontramos ante un film sin más pretensión que la de entretener, predecible a más no poder, un mero entretenimiento que entra por los ojos y que se olvida en cuanto uno ha salido del cine, pero al menos cumple con su objetivo que es el de conseguir que el espectador se evada durante sus cerca de dos horas de duración, y a día de hoy, eso es más de lo que nos ofrece el grueso de los blockbusters veraniegos.

viernes, 3 de julio de 2015

La parte por el todo

Buenas a todos. Inauguro oficialmente este blog con una pequeña reflexión sobre algo que me trae de cabeza últimamente, la diferencia entre lo que es el dialogo de un film y su guión.

Por algún extraño motivo a lo largo de los años me he encontrado con personas que asumían que un guión cinematográfico solo contiene los diálogos de la película, y ese pensamiento no podría estar más alejado de la realidad. Un guión debe contener toda aquella información que sea necesaria para el rodaje del film: que sucede en pantalla, que oye el espectador, y sí, también los diálogos (esta es una definición más bien escueta, ya profundizaremos en ella). El problema surge cuando confundimos la parte con el todo, el dialogo es una parte importante del guión en el cine sonoro, pero no es necesariamente indispensable, de hecho lo adecuado es que los acontecimientos de un film se entiendan perfectamente con la menor cantidad de líneas de dialogo posible.
Habrá quien me lo discuta, y es bastante probable que en cierto modo tenga la razón, pero no cabe duda, y en la historia del cine hay innumerables ejemplos, de que se pueden hacer films con poco o ningún diálogo. Un ejemplo dentro del cine sonoro sería “Conan El Barbaro”(John Milius, 1982), un notable film de aventuras en la que los diálogos son escasos. Evidentemente tenemos el extremo opuesto, en el que podríamos incluir cualquiera de las películas que componen la filmografía de Quentin Tarantino.

Es posible que a aquellos que estéis más familiarizados con el guión cinematográfico esto os parezca algo bastante obvio, pero a mi personalmente me enerva oír a gente equiparar la totalidad de un guión con sus diálogos.

"Esta peli tiene que tener un guión de dos páginas, apenas se habla"

Bienvenidos a Guionista Iletrado

¿Alguien leerá esto? Supongo que es lo que se preguntará cualquiera al empezar con un blog. Bueno, quizás no los que tengan un ego desmesurado, ni los que tengan un poco de confianza en si mismos, ni los optimistas, pero asumo que al resto de aquellos que acometen la tarea de iniciar un blog (y mantenerlo) les surgirán este tipo de dudas. Yo no iba a ser menos, y la verdad es que aún ahora que he empezado sigo teniendo serias dudas de que alguien vaya a leer este blog sin que le motive el compromiso personal.

En cualquier caso, bienvenidos a “El guionista iletrado”, donde pretendo volcar todas mis frustraciones y reflexiones relativas al cine en general, y al guión en particular. Si aun sigues leyendo esto, de puta madre, nos vemos en la próxima entrada.