viernes, 3 de julio de 2015

La parte por el todo

Buenas a todos. Inauguro oficialmente este blog con una pequeña reflexión sobre algo que me trae de cabeza últimamente, la diferencia entre lo que es el dialogo de un film y su guión.

Por algún extraño motivo a lo largo de los años me he encontrado con personas que asumían que un guión cinematográfico solo contiene los diálogos de la película, y ese pensamiento no podría estar más alejado de la realidad. Un guión debe contener toda aquella información que sea necesaria para el rodaje del film: que sucede en pantalla, que oye el espectador, y sí, también los diálogos (esta es una definición más bien escueta, ya profundizaremos en ella). El problema surge cuando confundimos la parte con el todo, el dialogo es una parte importante del guión en el cine sonoro, pero no es necesariamente indispensable, de hecho lo adecuado es que los acontecimientos de un film se entiendan perfectamente con la menor cantidad de líneas de dialogo posible.
Habrá quien me lo discuta, y es bastante probable que en cierto modo tenga la razón, pero no cabe duda, y en la historia del cine hay innumerables ejemplos, de que se pueden hacer films con poco o ningún diálogo. Un ejemplo dentro del cine sonoro sería “Conan El Barbaro”(John Milius, 1982), un notable film de aventuras en la que los diálogos son escasos. Evidentemente tenemos el extremo opuesto, en el que podríamos incluir cualquiera de las películas que componen la filmografía de Quentin Tarantino.

Es posible que a aquellos que estéis más familiarizados con el guión cinematográfico esto os parezca algo bastante obvio, pero a mi personalmente me enerva oír a gente equiparar la totalidad de un guión con sus diálogos.

"Esta peli tiene que tener un guión de dos páginas, apenas se habla"

No hay comentarios:

Publicar un comentario